El pasado 17 de abril la gira de Russian Circles por nuestro país llegó a la sala Capitol de Santiago de Compostela. Junto al combo americano estuvieron Helms Alee y Cuchillo de Fuego, además de nuestra redactora MarinaRF para no perder detalle.

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Llevábamos meses esperando esta cita y por fin llegó. Los americanos Russian Circles, junto a sus compañeros de sello y también compatriotas Helms Alee, hacían parada en España durante su gira europea. Y, gracias a Work On Sunday, también en Galicia, zona a menudo ignorada o demasiado alejada para ser incluida en los itinerarios de los principales circuitos. Un par de días antes de este concierto leí en algún lado algo así como que, allá por donde pasaban Russian Circles, dejaban el listón tan alto que la sala donde actuaban nunca volvía a ser la misma. Que era raro que sonasen mal, que no fuese un espectáculo, que no gustasen, que no te hipnotizasen. Es difícil cumplir con una expectativa de este tipo, pero [ojo, spoiler] los de Chicago no deberían siquiera jugar en la misma liga que los demás y la Capitol cambió por completo por y para ellos. Estoy segura de que la próxima vez que la pise, nada será igual...


Foto: Federico Álvarez

Pero vayamos al principio. Unos puntuales Cuchillo de Fuego fueron los encargados de ir calentando la sala. Los pontevedreses cogieron su media hora y la exprimieron al máximo con los temas de su Triple España. La sala todavía se mantenía en un formato casi íntimo, pero con el escenario casi completo con el backline de los siguientes grupos, Cuchillo se mantuvieron al borde, bien cerca de la gente; Xose y sus espasmos, gritos y recitaciones no dejó que nadie se durmiese. He de confesar que, si al escuchar su disco de estudio no me quedé del todo convencida, en directo fueron un gran "hell yeah!". Y seguro que, al igual que yo, más de uno se marchó canturreando lo de "Jaime Peñafiel..."


Foto: Federico Álvarez

El caso de Helms Alee fue casi completamente opuesto a lo que os acabo de contar. Los conocía, conocía su trabajo de estudio y tenía muchas ganas de verlos, pero sin llegar a decepcionar, la burbuja que me había creado se desinfló cuando salieron al escenario. En realidad creo que fue una cuestión del momento adecuado, y el de este viernes no lo era. A pesar de que tienen temas cañeros y perfectos para un directo, la banda optó por un repertorio algo más down. Igualmente potente y estruendoso, su sludge empapado de doom no tiene nada que envidiar a nadie, pero quizás no se encontraron bajo las condiciones adecuadas para ese tipo de concierto. Muchísima energía antes y muchas ganas de lo que vendría después hicieron que esta hora se hiciese larga y el repertorio algo espeso para la ocasión.

Aun así, mientras que no se les puede poner ninguna pega ya que sonaron de lujo, el guitarrista/vocalista Ben Verellen llevó el peso del grupo, ya que las voces múltiples junto a ellas, bajista y batería, encogieron un poco con respecto a lo que nos habían presentado en su último trabajo, Sleepwalking Sailors, del cual salió la mayor parte del set list. Es una pena, ya que el equilibrio que les caracteriza se rompió inclinándose la balanza hacia los sonidos más graves y rasgados del guitarrista, que se quedaron algo solos.


Foto: - Mattias – Monsterkid

Cambio rápido de escenario, humo cubriéndolo por completo y luces apagadas. Veni, vidi, vici. No encuentro mejor forma para describir lo que sucedió allí. Si lo pensamos fríamente, los factores que rodean a Russian Circles no son los que normalmente se suelen relacionar con el éxito: grupo instrumental con canciones largas y complicadas, no precisamente ideales para el directo, miembros (aunque excelentes músicos) poco empáticos con su público, sencilla -pero efectiva- puesta en escena... Dave Turncrantz, Mike Sullivan y Brian Cook llegaron, tocaron y vencieron. No necesitaron saludar, dar las gracias (en todo caso tendríamos que hacerlo nosotros) ni enganchar al público con trucos baratos del showbiz. Que la música lo haga absolutamente todo es maravilloso.


Foto: Federico Álvarez

A pesar de lo genial que es su último disco, Memorial, el set list nos concedió el capricho de poder atender a un repaso de toda su discografía. Y qué set list, daba la sensación de que una canción enganchaba con la siguiente; no necesitábamos las pausas entre temas para coger aire, ni siquiera aplaudir (aunque lo hacíamos). Se sucedían los aplausos y vitoreos tras cada clímax, momentos de máxima tensión y explosiones de energía que nos llevaron a lo más alto solo con guitarra, bajo y batería; loops, sintes, distorsión y limpieza, melodías a modo de voces, emoción. El humo casi no nos dejaba ver sus caras y los focos claros los iluminaban desde abajo, añadiendo calidez en contraste con el blanco del humo y la frialdad (en positivo) que transmiten algunos de sus temas. Me dicen que son suecos y me lo creo.


Foto: Federico Álvarez

El balance final es obviamente muy positivo. Una noche mágica con uno de esos grupos actuales de los que tienes que ver sí o sí acompañado de unos invitados de lujo que no fueron sino un plus para llenar la Capitol hasta arriba. Esperamos ya con ganas la siguiente.

Crónica realizada por MarinaRF