El pasado jueves día 17 Mono y Alcest actuaron en el Electric Brixton de Londres junto a Sinistro y hasta allí se fue nuestra redactora Xell.

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Alcest son una banda que desde hace un par de discos, no fallan en visitarnos cada vez que presentan nuevo retoño. Y en contra de todo pronóstico, este año nos han fallado. Si bien es entendible ya que estuvieron a mediados de año acompañando a Toundra y sus compañeros de cartel, Mono, habían estado hace poco por el norte de la península, no deja de escocer un poco. Pero como una gira conjunta entre dos bandas como estas no se ven todos los días, me atavié una vez más del disfraz de Willy Fog y puse rumbo a Londres, donde me esperaban varios días llenos de conciertos (como fuera el caso de Wardruna el día antes o el de Opeth unos días después). Con un tiempo lluvioso como la ciudad inglesa nos tiene acostumbrados, tomé el underground para acercarme a la Electric Brixton. Por temas de horarios y de estar realizando una entrevista a Neige, no pude ver la totalidad de la actuación de Sinistro. Una vez que puse los pies en la sala, los portugueses apenas tenían tiempo para tocar un par de temas más. Mi relación con los de Lisboa es algo curiosa, tienen todos los elementos que una banda tiene que tener para gustarme y aun así, no acabo de cogerles el punto. Seguramente sea debido a que no me gusta –o a lo mejor no soy capaz de entenderla—la figura de Patricia Andrade. Tiene una gran voz y desprende energía a raudales, además de tener una puesta en escena muy conseguida. Se entrega al 100% y lo da todo, pero, no caso su voz con la música que los lusos están haciendo. En mi cabeza no soy capaz de entender una música tan pesada y lúgubre con una voz más propia de un cabaret. Para gustos colores, que dicen.

Con la sala aun por llenarse, los franceses salían a escena para presentar su último disco, Kodama, mientras sonaba “Onyx” a modo de intro. He perdido la cuenta de las veces que he visto a Alcest en directo y mi opinión, salvo pequeños matices, es siempre la misma. La música que Neige lleva años creando, ese mundo que ha ido construyendo y mostrándonos álbum tras álbum, pierde color y matiz una vez lo lleva al directo. No es culpa de ellos, sino más bien una consecuencia de haber creado algo tan mágico y etéreo que es capaz de transportar tu mente lejos de aquí. En una sala, con el ruido de la gente, los problemas de sonido que puedan tener –que últimamente los pobres no se salvan ni una de tener algún fallo con el sonido—o en definitiva el ambiente creado, se hace mucho más difícil dejarse llevar de la misma manera que lo puedas hacer en tu casa con total tranquilidad. Pese a esta pequeña apreciación, los temas del último álbum sonaron con fuerza y contundentes, donde el público respondió igual de bien ante ellos que en clásicos como “Ecailles de Lunept.I” o la magistral “Souvenirs d’un Autre Monde” de su álbum debut. La parte rítmica de la banda tiene mucho más protagonismo en el último álbum y así lo demostraron Indra y Winterhalter durante “Jesuis d’Allers” o “Oiseaux de Proie”. A medida que fueron avanzando los temas, el sonido poco homogéneo que tenían durante el primer corte, “Kodama”, fue equilibrándose y para cuando interpretaron “Percées de Lumiere” todo sonaba mucho mejor. La ovación durante este tema fue unánime y hasta pudimos escuchar gente coreando el estribillo pese a que seguramente no tenían ni papa de francés. Para finalizar el show y como vienen haciendo desde que lanzaran Shelter, interpretaron “Délivrance”, probablemente la mejor canción que han hecho Neige y compañía en los últimos años y un excelente tema para dar por finalizada la actuación, en la que uno a uno de los miembros va abandonando el escenario hasta dejar a Neige solo, agachado en el suelo agotando hasta el último acorde de su guitarra.

Y ya con la sala llena de palmo a palmo, Mono salieron a ganarse el corazón de los ingleses. Y vaya si lo hicieron. Los japoneses son conocidos por ser unos maestros del post-rock y esta vez no fue menos. El espectáculo fue como una montaña rusa emocional, pasando de temas tranquilos como lo es “Ashes in the Snow” para luego saltar a “Death In Rebirth” donde la música va in crescendo hasta dar por finalizada y, de golpe, el piano de “Dream Odyssey”. Los pequeños problemas de sonido que pudieron tener los franceses, parecieron no afectar al cuarteto japonés que sonaron espléndidamente durante los seis temas que interpretaron. El punto álgido fue sin duda “Pure as Snow (Trails of the Winter Storm)”, la joya de la corona de su álbum Hymn to the Immortal Wind y probablemente de toda su carrera en parte gracias al precioso y magistral pasaje que contiene a partir del minuto 6. Taka se volvió completamente loco con su guitarra durante ese tema y se dedicó a jugar con los sonidos de la misma. Y si creíamos que con este tema ya lo habíamos visto todo, ahora nos destrozaban la cabeza aún más con “Recoil, Ignite” de su Rays of Darkness, donde la guitarra de Taka y las baquetas de Yasunori nos hicieron sincronizar con la banda poco a poco, hasta mimetizar con ellos en el momento clave del tema. Finalizaban con “Requiem for Hell”, el corte homónimo de su último álbum. Un concierto sobrio y solemne, en la que pasa mágicamente de un tempo lento a tiempos enérgicos y frenéticos. Mono son sinónimo de excelencia y esa pasada noche lo demostraron una vez más.

Crónica y fotos: Xell