El pasado viernes disfrutamos de Tierra Santa en la madrileña sala Sagitario junto a Alhándal. Una noche prometedora que hoy nonamed nos relata a continuación.

¡No os perdáis esta crónica!

 

 

Permitidme que me ponga un poco en modo nostálgico, que está muy de moda ahora. Recuerdo, hace no tantos años, cuando los accesos a internet eran bastante más limitados que ahora. Por lo tanto el acceso a la música eran igualmente limitado, por lo que cuando encontrabas un grupo que te gustaba, lo exprimías todo lo posible. Eso es lo que a mí me pasó con Tierra Santa cuando publicaron “Indomable”. De esas velocidades de conexión, hace sólo quince años. De la publicación de ese disco, hace ya quince años.

Todo esto para decir que soy bastante batallitas y que el pasado 15 de junio, los riojanos se acercaron a la sala Sagitario en Valdemoro acompañados de uno de esos grupos únicos, capaces de hacerte volar con su rock progresivo andaluz como son Alhándal.

 

A pesar de que la hora de inicio de concierto se retrasó a las 22:00 por un partido de fútbol, la sala presentaba medio aforo cuando Alhándal, el grupo malagueño encargado de abrirnos la noche, subía un escenario separado unos tres metros del público. Seamos claros, el rock andaluz no es mi punto fuerte, pero Alhándal siempre ha conseguido mezclarlo de tal manera que embriaga, que seduce y que te hace disfrutar transportándote directamente a la Andalucía más bella. Y es que, creo que el dúo formado por Yiyi y Juan Zagalaz desprende magia. No quiero desmerecer para nada al resto de la banda, donde absolutamente todos hacen un gran trabajo, lleno de profesionalidad marcado por esas bases tan características del estilo. Repasaron temas de todos sus discos, “Perder el Norte”, “Azul y Sal”, “La Rueca de Aracne” (increíble este tema en directo), con esas versiones que tanto les gustan a ellos “El Lago” y “Abre la Puerta Niña” de Triana o “Paseando por la Mezquita” de Medina Azahara. Y por supuesto, no faltó ese canto a su tierra natal y que ya debería ser himno oficial de Andalucía “Jardín del Sur” donde Yiyi intentaba que el público colaborara. Sin duda, ver a Alhándal es menú gourmet, y como buen menú, disfruté de la hora que duró su concierto, paladeando cada nota que salía de sus canciones.

 

Pero el plato fuerte de la noche era Tierra Santa. Creo que el grupo, con gran esfuerzo, ha sabido reinventarse por completo con cada nuevo disco que publica. “Quinto Elemento” es una clara prueba de ello. Con temas más cercanos a los Tierra Santa clásicos, pero con la madurez y la experiencia de los años, han conseguido de nuevo reenganchar a muchos de esos fans que perdieron por el camino justo antes de aquel parón, y enganchar a una nueva generación. Prueba de ello es que conmigo lo han hecho. Nunca les he perdido la pista, pero con este último disco, han vuelto a hacer que vuelva a cantar sus temas nuevos. De aquella época clásica, solo Ángel, su vocalista, compositor y guitarra principal y el incansable Roberto al bajo, se mantienen en el barco. Entre medias han conseguido encontrar contratar a músicos que aportan mucha frescura a la banda. Desde “Legendario” hasta el propio “Quinto Elemento” (tema con el que abrían el concierto) repasaron toda su discografía con mucho acierto. Aunque siempre he tenido la sensación de que a este grupo le falta puesta en escena. Que unos temas que hablan de El Cid, de Juana de Arco, de Pegaso o de Caín, necesitan algo más de espectáculo. Y no hablo de unos grandes decorados, pero sí algo de vestimenta o algunos adornos por el escenario que logren sumergirte más en la actuación. No obstante Tierra Santa engancha con su público como mejor sabe hacer. Tocando, tocando y tocando y eso lo saben ellos, cuando en “La Canción del Pirata” toda la sala corea aquello de “Es mi barco mi tesoro, es mi dios mi libertad. Mi ley la fuerza y el viento, mi única patria la mar”.

Buen directo el que pudimos disfrutar de estas dos bandas con un muy buen sonido, salvo los chasquidos del bajo de Arturo y con un aforo más que decente. Otra noche para recordar.

 

Crónica y fotos: nonamed