El pasado viernes 6 de febrero Amon Amarth desembarcó en Bilbao para hacer disfrutar al público vasco con su directo. Allí estuvo nuestra redactora Sorgintxo, quien hoy nos relata lo acontecido.

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Y por fin llegó el 6 de febrero de 2015. Fecha esperadísima por las hordas vikingas de Bilbao y alrededores, y fecha esperadísima a nivel personal (no en vano uno de mis regalos en mi último cumpleaños fue la entrada al bolo. ¡¡Gracias Bego!!). El drakkar que traía al quinteto vikingo por antonomasia dentro de la escena heavy europea estaba a punto de atracar en la capital bilbaína y se palpaba en el ambiente.

Y es que ese día no quiso faltar ni la nieve para darles la bienvenida y que se sintieran como en casa, de hecho más de uno se quedó con la entrada en el bolsillo de recuerdo y no pudo acudir.

Odiados por muchos, que dicen que "solo son flor de un día" o que "están de moda y ya", y afortunadamente queridos por muchísimos más, Johan Hegg y los suyos se encuentran entre mis bandas preferidas, no solo por su aplastante música sino por cómo trabajan las letras, los videos de sus canciones, o incluso su apabullante directo, que te deja KO sin apenas darte cuenta.

En esta gira se han hecho acompañar por los británicos Savage Messiah que presentaba su tercer trabajo y por los americanos Huntress con Jill Janus al frente, que revolucionó a todo el personal masculino que allí estaba.

Pero los esperados de verdad eran los de Tumba (Suecia) que saltaron a las tablas de Bolueta con la fuerza esperada, a pesar de que el sonido no fuera todo lo digno que debiera para lo que estaba a punto de acaecer. La banda está en plena forma y así lo demostró en Bilbao. Dos horas de potente metal dirigido hacia el público como si de flechas en una batalla se tratase, no les hizo falta mucho para que nos rindiéramos a sus pies.

Abrieron con dos de los éxitos de su último trabajo, “Father of the Wolf” y “Deceiver of the Gods” corte que da título al álbum. La invasión vikinga estaba en marcha, en el escenario cinco gigantes hacían nuestras delicias con Johan Hegg al frente y ataviado para la batalla con sus muñequeras de cuero y su cuerno labrado en la cintura. Pero no se limitaron a sus trabajos más recientes, durante el show pudimos repasar casi todos sus plásticos, ya que excepto el álbum “The Cruser” todos los demás tuvieron alguna representación en el excelente setlist que nos ofrecieron.

La sala hervía literalmente, y con ella prácticamente llena Johan nos saludó mientras empezaba a sonar “Live for the kill” celebrado a más no poder en las primeras fila. Con ella abrieron el primer bloque de clásicos: “Free will sacrifice”, “Asator” (con una gran puesta en escena con juego de luces y de humo incluidos) y la gran “For victory or dead” de su anterior álbum “Sutur Rising” que desato la locura en los allí presentes. Público y banda eran uno cuando Johan Hegg cogió su cuerno y alzándolo en el aire brindo por nosotros, y a un sonoro “horns up” contestamos con nuestros “katxis” de plástico (más de uno tuvimos que dejar el cuerno en el coche ya que por motivos de seguridad no dejaban acceder a la sala con él).

Tras ese pequeño suspiro para hidratarnos, enseguida Johan Söderberg y Fredrik se pusieron manos a la obra para rescatar otra de las obras maestras de su “Deceiver of the Gods” pues esta vez le tocaba a “As loke falls” y de nuevo a por otro bloque de clásicos. Con “Blees for the ancients Gods” perteneciente a su segundo disco Olavi exprimió al limite sus 6 cuerdas. Otra vez a saltar y a headbangear con Johan capitaneando la incursión vikinga a sus pies mientras sonaba la épica “Death in Fire”.

Y llegaba el momento de acudir a la morada de los dioses. Primero con la pesada “The last stand of Frej”, no se podían olvidar de la Diosa vikinga, para continuar con una de las más coreadas en el concierto, “Guardians of Aasgard”, con la que de nuevo perdíamos la cabeza los allí presentes a ritmo de headbanging y ya iban unas cuantas veces. Johan se paseaba feliz y victorioso por el escenario arengándonos para que nuestra entrega continuase. Sin duda lo estaba disfrutando tanto o más que nosotros ante una sala completamente rendida a los suecos.

“Shape Shifter” nos trajo como en un espejismo al presente y, de nuevo y encarando ya la parte final del concierto, otro viaje en el tiempo para disfrutar de “Cry of the Blacks Birds”. “War of the Gods” y “Victorius March”, con la que los vikingos se despidieron del escenario bilbaíno.

Mas el publico quería que los rayos y truenos que nos habían anunciado la visita vikinga durante los días precedentes sonasen también en la sala, así que entre gritos de “beste bat” conseguimos despertar a la bestia y entre humo y juego de luces pudimos distinguir de buenas a primeras al sr Hegg plantado en medio del escenario con su “Mjolnir” de cartón piedra para dar paso a uno de los mayores éxitos de los suecos “Twilight of the Thunder God”.

Ahora sí tocaba decir definitivamente adiós, y no pudieron encontrar mejor broche que el celebrado “Pursuit of Vikings”, esta vez sin exhibición detrás de ellos probablemente por el escaso tamaño del escenario, pero con todo el público saltando al unísono. Sudorosos y extenuados el combate vikingo había llegado a su fin.

Si algo llevo tiempo notando es que está de moda opinar o posicionarse en contra de algo sin argumentos solo porque le gusta al groso de la parroquia, a todo el mundo que dice que Amon Amarth es flor de un día decirles que están completamente equivocados. Una vez más, y esta vez le tocó ser testigo a Bilbao, el quinteto de Tumba estuvo más que a la altura de las circunstancias y las expectativas. A pesar de que como he dicho al principio el sonido no fuera estable en muchos momentos, nos asaltaron con un setlist que repasaba los más de 20 años que llevan pateando salas y festivales. Deseando la siguiente incursión.

¡¡¡GRANDES VIKINGOS!!!

 

Crónica y fotos: Sorgintxo
Fotos Savage Messiah y Huntress: Bego