Cerramos hoy nuestra crónica del Pirata Rock con su tercera jornada y cuatro nombres clave: Desakato, Narco, Iratxo y Funkiwis. Una jornada final que JuanF nos resume a continuación.

¿A qué esperáis?

 

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Todo en esta vida tiene su final. En los festivales también y a veces incluso se agradece. Era el tercer día de conciertos del Pirata Rock de Gandía y comenzaba a pesar el calor de la acampada y el cansancio acumulado. Tanto fue así que el camino hacia la zona de conciertos se hizo más largo que de costumbre y entramos ya comenzado el primer show apuntado en nuestra agenda.

Había abierto el día Funkiwis con su funk rockero tan característico. Un notorio número de personas bailaban su “Baile De Buitres” con unas ganas sorprendentes dado el amenazante sol que surcaba el cielo a esa hora de la tarde. Los valencianos tienen un directo que prioriza la parte escénica de sus frontmans. Suenan a un nivel desorbitado, siendo capaces de levantar al respetable desde la primera a la última fila.  No tenían competencia y lo aprovecharon con tesón para demostrar que Funkiwis estaban en la casa. Una caza de brujas que sirvió para despertar a más de uno a golpes de buen “Ritmo Hostil”. Era un buen inicio y, a su vez, la primera vez que veía a estos chavales en concierto. Solo cabe mencionar que, en el momento en que esta crónica está siendo escrita, ya han pasado por mis ojos dos veces.  Concierto que saca una sonrisa, y mis manos sacaron una baqueta. Primer contacto del día superado, pero con artistas así se supera rápido y fácil.  

El siguiente en salir al escenario era el gran Iratxo. Ya sabemos que su retirada de los escenarios fue una falsa alarma, pero en el momento de su actuación en el Pirata las dudas rondaban su cabeza. Juan Manuel Cifuentes llegaba a Gandía para presentar su “Pa’ Bestias No Hay Senderos” bajo un público modesto que todavía no abarrotaba el recinto. Ese público de festivales que se queda en el camping hasta bien entrada la tarde se perdía un concierto donde, pese a que no se presentase un espectáculo vertiginoso, era rock en estado puro. Iratxo, su cigarrillo y la banda. No hay más, ellos cara a cara frente al público en tono cordial y hablándoles de tú a tú. La línea jerárquica se la pasan por el pairo, no se creen más que nadie, simplemente tocan música. Es la gran diferencia que hay en ver a este artista, comparándolo con otros del sector. Himnos como “Latidos Contados”, “Vida” o “Al Carajo Pico y Pala” son cantados y bailados por el respetable, pero ninguna en comparación con la más que deseada “Si Tú Supieras”. Es la canción que le perseguirá toda la vida, dentro o fuera del mundo de la música, como el tema que hizo erizar el vello de tanta gente. Siempre acaba siendo “Mi Droga” de cada festival. Si está en el cartel, hay una parada preparada en el horario. Porque nunca sabes cómo te va a sorprender, subido a un amplificador como en este caso o pidiendo un espidifen, pero para eso tenéis que esperar a la crónica del Rabolagartija. De momento, esto era lo que hubo, a la altura de las expectativas.

Y se nos olvida una cosa. Estamos hablando de un festival en la costa valenciana y hasta ahora no habíamos hablado de unos sujetos clave en cada cartel. Los asturianos Desakato tampoco quisieron perderse este evento pirata, pese a que Pepo no estuviese al 100%. Eso se nota cuando no comienza surfeando entre las manos del público y decide reservar su cuerpo para encima del escenario. Pero no importaba, porque enseguida contagiaron a todo el recinto de su punk-rock desde los primeros acordes de “Humo Negro”. Se desató el huracán y nadie sería capaz de parar lo que se venía.

Dudo que aún quede alguien que no haya ido a ver a estos tipos, pero si existe un despistado que no haya tenido ese privilegio, mucho está tardando. Porque meter “Octubres Rotos” al comienzo de la actuación es sinónimo de que el show no va a decaer en ningún momento. Una peculiaridad de Desakato es la evolución que han vivido sus temas. Antes, “Cada Vez” y “Cuando Salga el Sol” eran las partes de sus bolos donde más se notaba el calor del público al tratarse de los temas que han dado un giro a su carrera. Sin embargo, en los últimos conciertos suyos a los que he acudido se ve esas máximas durante todo el show. Da igual que esté sonando “La Cura”, “Animales Hambrientos”, “Tiempo de Cobardes” o “Trompetes de Xericó”; porque son cantadas igualmente. Hasta cuando deciden dar rienda suelta al Asturiano con “Fueu y Solombres” y apoyar un idioma, el suyo, que cada vez se ve más arrinconado y denigrado. Personalmente, afrontaba a los asturianos desde la distancia, con el hándicap de haber recibido unos puntos de sutura en el pie esa misma mañana por la competente unidad móvil situada en la acampada del festival. Pero de repente suena “Pánico en Frankfurt” y me fui acercando a la gente hasta tal punto que acabé en el pogo haciendo honor a otro título de su cancionero: “Heridas Abiertas”. Cada vez es más difícil reseñar a esta banda, porque de tantas veces uno se queda sin ideas, pero ya os hacéis una idea del poderío sonoro y físico que desprendieron. No ardió la hoguera, pero sí Gandía.

Visto de refilón el final de La M.O.D.A. y a los italianos Talco, llegaba el momento de la brutalidad industrial de Narco. Su rap metal se solapaba con los gemelos granadinos Ayax & Prok y fue el gran dilema de gran parte de los asistentes al festival. Por sorprendente que pueda parecer, ambos escenarios se llenaron y eso no deja de ser una bonita metáfora para intentar dejar de lado la competitividad entre artistas. Sin Vikingo, aunque con buen recambio, y con un Distorsión Morales en muletas que encontró otra forma de mostrar su adrenalina, llegaron al Pirata Rock para presentar la nueva droga que está triunfando entre el público joven. “Espichufrenia” era la excusa, y el escenario Transmediterránea el medio. Arrancaron fuerte con “Suicídate”, cuestión que provocó la locura del respetable. Pero no se quedaron ahí, porque para los que querían caña, no cesaba su ración con temas como “Anticrista” o “Son Ellos”. Así comenzaba el show de los sevillanos, lesionados pero igual de eficaces.

El pastilleo se sobreponía a todo lo visto con anterioridad en el Pirata y con creces. Perdí la cuenta de las veces que se abrieron pogos entre el público (más que temas en el repertorio), sinónimo de la brutalidad que desprenden encima del escenario. Repasando su setlist, se puede decir que giraba en torno a su último trabajo de estudio, llegando a sonar, además de las ya comentadas: “El Trapichero”, “Kimikaze”, “No Nos Van A Echar”, “El Portero de la Urbanización” y las más que coreadas “Mi Madre Es Una Yonki” y “Yoni el Robot”. Hizo su aparición estelar Yoni en el bis del concierto y levantó los vítores de los allí presentes. Pero no se quedó solo en lo nuevo, pues la gente tenía ganas de saborear clásicos. Los jesucristos se alzaron con “Tu Dios de Madera”, se corearon temazos de la talla de “Vizco” o “Ahí Fuera (Vive Satanás)” y se cerró la rave con “Chispazo” y “Puta Policía”. Nunca decepcionan, con o sin Vikingo, con muletas o sin ellas… Solo pedimos una cosa, que no se vayan tras el indefinido parón programado a finales de año.

Y hasta aquí tenía lugar la tercera edición del festival Pirata Rock para nosotros, en la primera vez que lo cubríamos. Tocó dejar la cámara y disfrutar sin presión de Sexy Zebras y de ZOO, pero eso se queda sin narrar. A pesar de los problemas del primer día, damos las gracias a la organización por su trato, incluso llegando a cedernos agua en algún momento puntual del festival. Si todo marcha bien, el año que viene repetimos. De perdidos al río, o al océano como buenos grumetes.

 

Crónica y fotos: Juan Fernández