El pasado martes 12 de marzo Madness Live traía a Madrid una de las giras del año, la protagonizada por tres grupazos llamados Amaranthe, Dragonforce e Infected Rain. Sobraban los motivos para acudir a La Riviera, así que hasta allí se desplazaron Lucía Barcenilla y Luis Martín, quienes hoy nos cuentan cómo fue la velada.

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El martes 12 de marzo la gira europea de Amaranthe, Dragonforce e Infected Rain llegaba a nuestro país en la primera de sus dos fechas. La sala La Riviera de Madrid acogió un evento que, pese a ser en día laborable, congregó a mucha gente; no se llegó al sold out pero sí se superaría el 75% del aforo, lo que viene a demostrar la buena popularidad de la que gozan principalmente las dos bandas principales del día.

Diez minutos antes de las 7 de la tarde y ya con mucha gente dentro de la sala comenzaría la descarga del grupo invitado Infected Rain, que representaría la nota más discordante de la noche en cuanto a estilo, mucho más extremo que el de sus compañeros. No los había visto nunca y aunque no me sorprendieron demasiado porque hay bastantes bandas que hacen un estilo similar, me gustaron, sonaron muy bien y tuvieron con una actitud arrolladora, sin parar de moverse, llenando el escenario. Lo que sí fue una sorpresa para mí fue la muy buena respuesta del público, que el nombre de la banda varias veces, aunque a Lena le costara en un momento dado hacer que se abriera un circle pit.

Su set de 40 minutos se basó en su último disco "Time", del que presentarían "Because I let you", "Never to return", "Pandemonium", "Vivarium" y "Dying light", en la que nos invitaban a bailar, curiosa petición hablando de metal extremo. No perdieron más tiempo del necesario en discursos, cosa que se agradece, y completaron su actuación con singles más antiguos como "The realm of chaos", "Fighter" y "Sweet, sweet lies" con la que se despidieron hasta otra ocasión. Me gustó mucho el detalle de anunciar que 5 minutos después del show bajarían al puesto de merchandising para hacerse fotos con todo el que quisiera. Buen concierto de Infected Rain, que dejaron el pabellón bien preparado.

Tras 40 minutos de cambio de escenario, aparecieron máquinas de arcade gigantes y quien sigue mínimamente a la banda ya sabe que eso significa que era el turno de Dragonforce. No sólo decorarían el escenario con estas máquinas, sino que también tenían unas tiras de luces en la parte baja e hicieron buen uso de una pantalla en la que proyectaban vídeos distintos en cada tema. Además, las máquinas de arcade tenían pantallas con otros vídeos y hasta los bombos de la batería tenían pantallas. Dragonforce ha cuidado mucho su puesta en escena, ya no sólo es que sus músicos se muevan de allá para acá, sino que se suben a lo alto de las máquinas (principalmente Herman y Par), cuentan con cañones de humo gigantescos, varias descargas de confeti, chispas y tienen cuidados y ensayados los movimientos en cada momento, además de algunas sorpresas que iban apareciendo. Un gran salto de calidad respecto a otras veces que les he visto y sin duda claros ganadores de la noche en cuanto a puesta en escena. Bueno, y en cuanto a todo, realmente.

La antigua y últimamente rescatada "Revolution deathsquad" abrió el show con las revoluciones por todo lo alto, seguida de "Cry thunder". Me sorprendió que llevaran un tercer guitarrista, encargado de las rítmicas y de coros, que permaneció en un plano más secundario que el resto de la banda. Desde el principio el sonido fue perfecto y la banda estuvo de 10, especialmente un Marc Hudson inmenso, que cantó sobrado durante todo el concierto. No se apoyó ni una palabra en que cantase el público salvo un par de frases en la última canción, del resto no perdonó nada de nada; y a un nivel, como digo, espectacular. Los videojuegos estuvieron muy presentes en el show, "Power of the triforce" nos llevaba al mundo Zelda (peluche de pollo al público incluido) y "The last dragonborn", que me encantó, haría lo propio con Skyrym. Aparte de "Revolution deathsquad", hubo más canciones largas como "Soldiers of the wasteland" y "Fury of the storm" además de dos versiones: "My heart will go on" de Celine Dion y "Wildest dreams" de Taylor Swift, presentada por Herman Li, para las que aparecieron, por si hubiera pocas cosas en el escenario, dos dragones hinchables gigantes, redondeando aún más la puesta en escena. También hubo tiempo para su último single "Doomsday party", simple pero efectivo en directo, y la obvia despedida con "Through the fire and the flames". Dragonforce nos dio un concierto buenísimo y muy entretenido y el apoyo del público fue enorme durante la hora y diez que duró. Grandes triunfadores.

Los suecos Amaranthe cerrarían la noche presentando su último disco "The catalyst", del que colgaron un telón y algún adorno en el suelo. Por tanto, pasaron de pantalla y presentaron un escenario muchísimo más sobrio, aunque sí llevaron luces adicionales. "Fearless", "Viral" y "Digital world" del tirón abrirían un repertorio muy enfocado a sus dos últimos álbumes (10 de 17 temas) y, curiosamente, tocarían más canciones de "Manifest" que de "The catalyst". El sonido al principio fue terrible, muy embarullado y con las voces muy bajas de volumen. Con el paso de los temas se fue arreglando, aunque nunca se llegó a escuchar a Elize al nivel que debería. Sí me apetecía comprobar cómo se las gastaba el último fichaje Mikael Sehlin en directo, y me pareció muy solvente, aunque es muy parecido a Henrik me gusta más Mikael. Nils, por su parte, estuvo muy bien y llevó la parte de comunicación con el público. Lo que me sigue sin convencer es llevar tanto teclado pregrabado, le resta credibilidad a un concierto.

Es cierto que casi todas las canciones de Amaranthe son muy similares, cortitas y al pie. Lo que tiene que duren poco más de tres minutos es que caben muchas en un show de hora y diez, y si no te gusta una, pues se acaba pronto. Eso me pasó con "Boom!1", y "Re-vision", que no me aportan nada. Sí me gustó "Maximize", "Crystalline", que es un baladón, "Strong", con Nils haciendo la parte que grabó Noora Louhimo y el clásico "The Nexus". Salvo "Damnation flame", diría que las canciones del nuevo álbum pasaron algo desapercibidas, a parte de las comentadas optaron por "Interference" y la propia "The catalyst". El único momento en el que hubo un teclado en el escenario fue para el gran clásico "Amaranthine", en el que Olof al piano y Elize harían la primera parte del tema, destrozándola, dicho sea de paso, tocando muy despacio y cantando como a tirones.

El primero de los bises fue "Archangel", tras la que Nils y Elize dedicaron un rato larguísimo y aburrido en hablar y hacer que el público metiera ruido y cantara el típico y prescindible oeoe (por cierto también se abucheó a Barcelona porque al día siguiente tocaban allí, cosa que no es la primera vez que veo en Madrid y no entiendo). Creo que ese tiempo lo podrían haber utilizado en meter uno o dos temas más, que son cortitos, y hubiera estado mucho más aprovechado. Finalmente, "That song" y "Drop dead cynical" pusieron el fin de la noche. Salvo un par de cosas evitables, fue un buen concierto de Amaranthe, aunque brillaron mucho menos que Dragonforce.

A las once en punto se terminó lo que se daba y me fui a casa satisfecho de haber hecho el viaje, especialmente por reencontrarme con unos Dragonforce a un nivel que no esperaba. Que haya más noches como esta.

Crónica: Luis Martín

Fotos:  Lucía Barcenilla