Una última vez, regresamos a Viveiro para revivir el Resurrection Fest 2022, en una jornda final en la que disfrutamos de grupos de la talla de SynlakrossMind Driller, Elephant Riders, MoshDeadly Apples, Golpe RadikalElectric Callboy, Bloodhunter, Stick To Your Guns, Infected Rain, Heaven Shall Burn, Phil Campbell and the Bastard Sons, Knocked Loose y Bring Me The Horizon.

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El quinto y último día del festival amaneció con una noticia amarga: Korn, los cabezas de cartel que ya habían brincado por toda la programación del Resurrection debido a los problemas para llegar a España, finalmente se cayeron del cartel. Mientras que buena parte de los asistentes expresó su disgusto por redes sociales y a lo largo y ancho del evento y campings, otros tantos aprovecharon para sacar a relucir su humor. Lo que está claro es que, junto con la continua lluvia durante la mayor parte del día, fue un hecho determinante que ocasionó prontas recogidas de tiendas y equipajes a más de uno.

Synlakross fueron los encargados de abrir la quinta jornada, también ganadores del Band Contest, coronando el Chaos Stage. Con Patricia Pons al frente dominando guturales y melodías tuvieron un desempeño sobresaliente sobre las tablas. Eran ya conocidos por parte de los asistentes al festival y su álbum “0K4M1”, si bien no fue protagonista absoluto, se disfrutó con energía.

Nuestro siguiente concierto fue el de Mind Driller. Si ya destacan de por sí por tener una alineación poco común, también podemos decir que guste su género o no pocas bandas llevan tan preparado su bolo como ésta. Con infinidad de escenografía, adiciones repentinas a su vestuario y una clara experiencia sobre las tablas, encandilaron a sus fans inaugurando el Ritual Stage. Tuvimos el placer de escuchar buenos ejemplos de “Involution”, como “The Last Drop”, y también temas más antiguos como “Ich Bin Anders!” perteneciente al LP “Zirkus”.

En el siguiente tramo horario decidimos disfrutar de las dos caras del solapamiento. Primero asomamos la nariz por el Desert Stage para escuchar un poco de Elephant Riders. A pesar de la poca afluencia a su pase varias personas del público dedicaron algunos pequeños pogos a los malagueños. Tuvieron un sonido redondo y, al menos en el rato que estuvimos con ellos, interpretaron temas pertenecientes a sus dos últimos discos como “Impure” y “Fire Within”.

Continuamos con Mosh, los nuevos encargados de pilotar el Ritual Stage que, desde luego, no decepcionaron. Derrocharon energía a cada segundo y su vocalista incluso se atrevió a adentrarse en los pits.

Ya era hora de pisar el escenario principal, pues Deadly Apples salían a escena. Fue un concierto curioso ya que el vocalista no paraba de lanzar su micrófono blanco a varios metros de altura, siendo recogido cada vez que impactaba contra las tablas por uno de los técnicos de su equipo. Empezaba a llamar la atención lo vacía que estaba la explanada con respecto a los días anteriores, ahora ligeramente mojada por una lluvia que casi no cesaría el resto del día. Sorprendieron también a nivel sonoro, interpretando su setlist de forma más que correcta y siempre cálidos con su público.

Llegaba el turno de Golpe Radikal, una banda gallega que se encontraba en mitad de su gira de despedida tras diez años de trayectoria. Otra vez nos tocó ver un Ritual Stage a medio gas en cuanto a ocupación, pero eso no hizo el concierto menos disfrutable. Entre otras muchas, tuvimos el placer de escuchar canciones como “Ley Marcial”, “Opus Dei” y “Miseria”, perteneciente a “Sombras”.

Volvimos a acercarnos al Main Stage para disfrutar de otro bolazo al estilo Crossfaith, esta vez de la mano de Electric Callboy. Con una actitud más distendida que la de los nipones el día anterior se metieron a los fans en el bote desde el primer acorde. Ahora sí parecía que estuviésemos en el Resurrection Fest, con surferos pasando continuamente sobre nuestras cabezas y saltos continuos alrededor. “Pump It” abrió el concierto, con los miembros de la banda ataviados con conjuntos deportivos al igual que varios de sus fans. Fue un show de metalcore espléndido que nos ayudó a entrar en calor y combatir los efectos de la lluvia.

De nuevo en el Ritual nos tocaba dar la bienvenida a Diva Satánica y el resto de Bloodhunter. Esta mujer es referencia estatal por su calidad vocal y la banda es una cita imperdible allá donde tocan. Casi recién estrenado, “Knowledge Was The Price” sonó por la explanada demostrando por qué este grupo siempre da qué hablar con cada nuevo trabajo.

Los sustitutos de Rise of The Northstar no se hicieron de rogar en el Main Stage. Stick To Your Guns salió a darlo todo, y así respondieron sus fans. A pesar de que el micrófono de Jesse Barnett se empeñó en hacer de las suyas, el hardcore movió a los asistentes al ritmo del bombo. Pudimos disfrutar de temas como “Doomed by you”, “Married to the noise” o “Such Pain”.

A continuación, en el escenario de enfrente, Infected Rain despegaba con uno de los bolos más memorables del festival. Con Lena Cataraga a la voz, derrochando un carisma brutal, los fans arremolinados en torno al escenario tardaron menos de un tema en estar completamente a merced de la banda. Presentaron “Ecdysis” con acierto y un directo de calidad demostraron que no tienen nada que envidiar a grupos con más renombre.

Pivotando una vez más, de vuelta en el escenario principal, Heaven Shall Burn iniciaba su pase. Es por todos sabido que tienen un directo brutal y, cómo no, su participación en el Resurrection Fest no decepcionó. Tema tras tema y tralla tras tralla los circle pits (consiguiendo uno que llegó a rodear la mesa de sonido), los pogos y el crowdsurfing fueron una constante. No faltó la mítica “Black Tears”, pero tampoco otras canciones reconocidas como “Endzeit” o “Übermatch”.

Acercándonos al final de la noche nos encontramos con un solapamiento de tres bandas. A excepción del Main, los otros escenarios tenían a músicos sobre sus tablas. Como buenos melómanos (y para entrar en calor caminando entre las tres citas) quisimos probar un poquito de cada propuesta.

Durante aproximadamente veinte minutos, acudimos a la cita con Phil Campbell and the Bastard Sons. El antiguo Motörhead salió a darlo todo junto con sus compañeros, con un estilo poco habitual en el Desert Stage, rememorando viejas glorias como “Born To Raise Hell” o temas propios como “We Are The Bastards”.

Aún más breve fue nuestra visita a Knocked Loose, si bien bastó para contemplar a la multitud apelotonada contra la línea de foso y la adrenalina de los músicos derramada sobre los fans. Era una señal inequívoca de que el pase había valido la pena.

Llegamos con tiempo al Main y asistimos desde la lejanía a la polémica que mancharía este último día de festival. Angelus Apatrida, pasados de hora a juzgar por lo que marcaba el reloj del escenario principal, sufrieron un apagón de sonido que los dejó tocando a pelo los últimos minutos de su concierto. Tras este desafortunado episodio, y sustituyendo a Korn como los cabezas del día, Bring Me The Horizon fue recibido con gritos de ansia y júbilo en cuanto salieron al escenario.

Ahora sí, poco importaron la lluvia y las bajas entre los asistentes, pues pudimos ver la explanada abarrotada. La banda es consciente del carisma de su vocalista y Oliver Sykes salió a comerse el mundo con la simpatía que lo caracteriza (una actitud que, lejos del poderío que suelen mostrar otros frontmans en estos géneros, ha facilitado que sea querido por sus fans desde la perspectiva del tú a tú). Dirigió a sus fans con éxito a través de su setlist y la banda sonó redonda. Su show fue también muy cuidado a nivel técnico, con pantallas y efectos de cámara y hasta dos performadoras. “Can You Feel My heart” sentó las bases para un conciertazo y, de aquí en adelante, se sucedió una retahíla de coros en cada una de sus canciones. Siguió “Happy Song”, “Teardrops” y “Ludens” (dedicado a los más frikis pues el tema fue compuesto para el videojuego Death Stranding). También pudimos escuchar “Parasite Eve”, “Kingslayer” o “Drown” entre muchísimos otros en lo que, para nosotros, fue un punto y final más que digno para el festival pese a la ausencia de Korn.

Fue un Resurrection Fest donde las dificultades estuvieron a la orden del día. Cambios de horarios, bandas caídas hasta el último momento y un tiempo que para nada acompañó la última jornada (que por momentos, de no ser por la calidad de las bandas, casi se sentía que sobraba debido al cansancio). Aún así salió adelante demostrando que, en cuanto a resolución de conflictos, la organización sabe sacarse las castañas del fuego o por lo menos lo intentan hasta agotar todas las opciones. A pesar de todo fue una larga cita que se disfrutó con creces, y ya aguardamos la siguiente con ganas..

Crónica y fotos: Sheila Niebla