El pasado viernes 21 de febrero los barceloneses MeNZiA acompañaron a Dark Moor en su paso por la sala Bóveda de Barcelona, una ciudad que los madrileños llevaban muchos años sin pisar. Con ellos estuvieron también los portugueses Mindfeeder y los italianos Sinheresy.

El cartel parecía apetitoso así que Ireth estuvo allí para ver qué tal se les daba la noche a las cuatro bandas. ¿Quieres saber cómo fue? ¡Pues no te pierdas la crónica y las fotos!

 

La última vez que Dark Moor estuvieron en la ciudad condal fue hace ya diez años, cuando acompañaron a los ya extintos After Forever. Pasado este tiempo ellos siguen sobreviviendo como banda.  Eso explica en parte las ganas que había de verlos y que la sala Bóveda a pesar de no estar llena, tampoco era lo contrario. Más de 100 personas se acercaron y la verdad, ya es decir viendo cómo ha estado últimamente la cosa.

Otra parte de la explicación es que Dark Moor tampoco tocaban solos, sino que se trajeron a tres bandas de distintos puntos de la geografía europea. La noche la abrirían los locales Menzia, quienes tras un breve parón volvieron a un escenario presentando nuevo bajista. Tras ellos vendrían los portugueses Mindfeeder y su power metal y los italianos Sinheresy, con una vertiente más parecida a Dark Moor.

La velada tenía una pinta inmejorable pero parece que el día lluvioso se contagió en el interior y al evento organizado por Rrspromo desde el primer momento no dejaron de lloverle problemas técnicos. En los horarios la cosa no fue mucho mejor, aún así las bandas lograron sobreponerse a las adversidades y ofrecernos una buena noche.

Todo empezó con una tardía apertura de puertas. Los 20 minutos de retraso igual no hubieran importado tanto si no fuera por el chaparrón que estaba cayendo fuera y la nula cobertura donde refugiarse de las calles de Marina…Pero en fin, cosas que pasan, no hace falta hacer sangre de esto.

Dadas las circunstancias, la cosa fue entrar y empezar. Menzia salieron a escena con su característica indumentaria y un regalo que enseñarnos: un bajista llamado Ernest del que luego entraré en detalle. Antes pero, ¿quien son estos chicos? Pues, un quinteto formado en 2006 que bajo una apariencia cirquense se dedica a intentar desmontar el circo que rodea la humanidad usando una crítica irónica y sarcástica con una presentación directa y descarada, saliéndose de lo estrictamente convencional. Algo de lo que también escapa su música. Lo suyo vendría a ser una base de metal melódico edulcorada con varias sustancias (industrial, progresivo, gótico..). Indefinibles no sería la palabra pero si obviamos el apelativo “alternativo”, no tendrían etiquetas.

Su trabajo más reciente es “Way to Nowhere” del que escuchamos “D-Generation”, “Lost in Madness” y “Necrosis”. En la escasa media hora que tuvieron también sonaron temas que en un futuro esperamos ver en un nuevo disco, “Head or Tails” y “Not like You".  Ese tiempo nos sirvió para ver cómo la banda liderada por la versátil y poderosa voz de Gat, a quien haber escuchado con un volumen más decente hubiera sido todo un detalle, dejaba su marca personal con un espéctaculo dinámico, intentando hacer entrar en calor el público que iba entrando.

Aprovecharon el show para mostrar su nueva carta en la baraja: Ernest. Quien apenas lleva un mes. El buen hombre estuvo metido en el concierto, muy concentrado en lo que hacía. No cometió fallos y si alguna pega se le puede poner es que necesita soltarse más, probablemente aún tiene que encontrar su estilo, cosa que por otra parte, es de lo más lógico. No obstante, no desentonó y formó pareja tanto con Gat cómo Dídac, una pareja que por otro lado sigue siendo un espectáculo y una delicia para las cámaras. Esto sumado a unos siempre expresivos Gomes y Montse, hacen de ellos un equipo que dificilmente pueda aburrir. Fue un directo en su línea, marcado por algun fallo técnico de inicio que se solventó, en el que dejaron su huella de fuerza y descaro que les caracterizan.

Tras la función de los locales, le tocó el turno a Mindfeeder. Aquí la puntualidad se esfumó, aunque el retraso apenas llegó a los diez minutos.

Formados en 2003, los portugueses han tardado diez años en crear su primer larga duración, un álbum debut titulado “Endless Storm”, cargado de un power metal con claras influencias de Sonata Arctica.

El conjunto se comió todos los problemas habidos y por haber, por alguna razón no hubo forma de que todo sonara como debía y cuando fallaba algo por algún lado se solventaba por el otro. A pesar de esto se mostraron enérgicos, Leo y Sergio, cantante y bajista respectivamente salieron con mucha fuerza e ímpetu y no lo dejaron en ningún momento del show (de hecho cualquiera diría que Leo habría sido capaz de saltar al público de lo entusiasmado que parecía). Animaron al público con riffs rápidos y mucha energía, probablemente consiguieron gustar a más de uno.

Independientemente de si musicalmente gustaron o no, hay que decir que bandas cómo ellos que arremeten con pasión contra el público se agradecen, más cuando saben que tienen problemas. La decisión de ignorarlos fue muy acertada.

Se acercaban las 10 cuando Sinheresy, después de un cambio un poco largo (cosas de que los italianos tuvieran un batería zurdo), hicieron acto de presencia e inundaron la sala con su metal sinfónico, que recuerda a bandas del estilo Within temptation (y a mi personalmente a los catalanes Druantia). Al igual que sus compañeros, venían con un álbum bajo los brazos que presentar, “Paint The World”, aparte de este trabajo que vio la luz el pasado 2013 tienen en su haber un Ep titulado “the Spiders and the Butterfly”. De esos dos trabajos salieron ”The Gambler”, “Elua’s Gift” y “Temptation Flame”, temas que intentaron presentar en directo de la mejor forma posible. La banda al completo se mostró muy entusiasta, quizás quien menos fue Daniele Girardelli, el dueño de la parte melódica. El resto, mostró su lado más expresivo, conectando entre ellos y con el público.

A diferencia de Mindfeeder que tuvo dos claros dominadores, aquí nadie se sobrepuso a nadie. Cecilia con Stefano, cargados de problemas con el volumen (resultaba curioso ver cómo cuando se escuchaba a uno, al otro no), y Davide con Lorenzo forman dos parejas que se intercambiaban y complementaban a la perfección. Un cuarteto capaz de encender el público y conquistar si se lo propone.

Por último, la noche la cerró Dark Moor. La historia del conjunto madrileño se remonta a 1993, desde entonces mucho ha llovido, incluido una evolución en el sonido de la banda, manteniéndose eso si dentro del metal. Ahora, veinte años más tarde desde que se unieran, los chicos han estado presentando “Ars Musica”, un álbum  que los ha llevado a girar más allá de las fronteras Europeas. Tras  esa maratón que se han pegado, llegar a Barcelona era algo que sencillamente debían hacer, les debían a sus fans un buen show y eso es lo que hicieron a pesar de comerse más problemas que nadie.

Su show empezó con cuarenta minutos de retraso, debido en parte al retraso acumulado y a la media hora de cambio (tocaba volver a montar la batería). Supongo que no fui la única que se temió ver solo una hora de show, sin embargo se consiguió alargar la hora en 15 minutos. Tenían tiempo escaso así que lo aprovecharon al máximo, presentando cortes que correspondían a sus primeras épocas cómo “On the Hills of Dreams”, pero sobretodo lo que encontramos en “Ars Musica”: “First Lance of Spain” “This is my Way”, “El último Rey” y “Living in Nightmare” son algunos ejemplos. Le pusieron ganas y animaron al público a que coreara con ellos, mantuvieron un buen ritmo e ímpetu y la motivación de cara a que no olvidásemos ese paso por Barcelona.

La que no empieza bien, aún puede seguir peor y eso lo comprobamos al ver cómo Mario sufría con tal de conseguir que el bajo funcionará, cambio de cable incluido finalmente pudo unirse al rumbo que ya estaba dirigiendo con muy buena mano el pedazo de frontman que es Alfred. Si bien es verdad que el show mantuvo un ánimo alto entre el público, este se intensificó con las canciones más potentes, agresivas y conocidas, siendo el momento final con “La canción del Pirata” el clímax. El cuarteto, hizo méritos y honor a su nombre, dejandonos con ganas de más pero pese a todo, satisfechos.

En definitiva fue una noche marcada por varios problemas técnicos, esa fue la gran pega de la velada. Una lástima. Pero de sobrevir a las adversidades se vive y eso es lo que hicieron en mayor o menor medida las cuatro formaciones. Ahora solo queda esperar que Dark Moor no vuelvan a tardar diez años en pisar la ciudad condal.

A mi personalmente solo me queda agradecer a MeNZiA la invitación. Por gente cómo ellos, es un placer seguir haciendo esto.

Crónica y fotos: Ireth