El pasado sábado 10 de febrero regresamos a la sala Porta Caeli de Valladolid para disfrutar, cortesía del Z! Live On Tour de una velada de metal sinfónico de la mano de SireniaAgainst Myself.

¿Queréis saber cómo fue la noche? ¡No os perdáis esta crónica!


La tercera fecha de la gira de Sirenia y Against Myself paraba el sábado 10 de febrero en la sala Porta Caeli de Valladolid, donde Z! Live on Tour nos agendó una noche dedicada al metal sinfónico con dos bandas que no había visto nunca en directo.

A las ocho de la tarde exactas comenzó a sonar “The gathering” a modo de intro de Against Myself en la sala, que no se llenó pero presentó una buena entrada (más de la que yo me esperaba), más o menos a dos tercios de su capacidad. Con un sonido quizá demasiado alto, el quinteto comenzó la descarga con “Providence”, el single del disco “Tides of insanity” que venían a presentar, una canción poderosa y con un estribillo que me gusta mucho, especialmente las líneas vocales de Elisabeth Amoedo que estuvo espectacular todo el concierto. Engancharon de seguido con “Beyond the Deep”, tras la que ya pararon a saludar y llevarse los primeros aplausos. Visualmente destacaba mucho Unai con su guitarra de dos mástiles y tropecientas cuerdas, todo lo contrario que Francesco, que entre el humo y que estaba en la parte de atrás del pequeño escenario, apenas se le veía.

Durante todo el concierto el grupo sonó bien y supo ganarse al público con simpatía y humildad en la que era su primera visita a Valladolid. Continuaron con “The tempest”, única composición que no formaba parte del nuevo disco y donde Eli nos sorprendía con algunos guturales puntuales, para seguir con “Sweet chants of death”. Tras sólo cuatro canciones, la banda se despedía y anunciaba que sólo quedaba otra más. ¿Cómo puede ser esto posible? Pues porque ni cortos ni perezosos, la última era la propia “Tides of insanity”, que dura 20 minutos, donde dejaron presente una precisión brutal tocando un tema extenso pero que no se hizo nada largo. Against Myself triunfó y dejó un muy buen sabor de boca en Valladolid, como demuestra también la cantidad de gente que fue a saludarlos y felicitarlos al final de la noche al puesto de merchan.

Unos veinte minutos después, les tocaba a los noruegos Sirenia salir al escenario, que hicieron con “Addiction No. 1”, “Dim days of dolor” y “Into the night”. Lo primero que me sorprendió es que salieran sin bajista. “Disparamos el bajo y eso que nos ahorramos”, pensarán. Pero es que tampoco tienen teclista, y estamos hablando de metal sinfónico, donde el teclado es muy protagonista muchas veces. Además, quedó muy claro que todos los coros también eran disparados. ¿Entonces, la mitad de lo que estamos escuchando es grabado? Pues lamentablemente, así fue. Todos hemos visto muchos grupos con algunos coros disparados o apoyarse en samples de teclado, pero esto me pareció demasiado, no todo vale.

Además, me encontré con una banda poco comunicativa, aunque la vocalista Emmanuelle Zoldan sí se mostrara más simpática, alternando la comunicación en inglés y español, me daba la impresión de que estaban allí para cumplir y poco más. Tampoco ayudó la escasa duración del concierto, una hora y cinco minutos de una banda principal en un concierto de sala no me parece aceptable. Todo esto provocó que el público se metiera mucho en el concierto y se mostrara menos entusiasmado que en show de Against Myself. Sin muchas palabras fueron cayendo temas de un set list enfocado a la última etapa del grupo, con canciones como “A thousand scars”, “Deadlight” o “Lost in life”. “Nomadic” precedió a la versión de la mítica “Voyage, voyage” de Desireless, que comenzaba la recta final del show.

A estas alturas de concierto me pilló más atrás en la sala, pero durante “My mind´s eye” algo le ocurrió a Nils Courbaron, creo que se cayó y su guitarra no sonó durante los tres últimos temas. Tampoco pararon mucho para intentar arreglarlo. Hasta el amago de irse al camerino para luego volver con los bises (o el bis, en este caso, que fue “A path to decay”) me dio impresión de desgana y querer terminar cuanto antes, unos 20 segundos duró.

Habrá quien no esté de acuerdo conmigo, pero para mí fue un show insuficiente en todos los aspectos por parte de Sirenia. Me quedo con lo bueno y me fui a casa con la buena sensación que me dejó Against Myself, que siendo una banda soporte estuvo muy por encima de la principal.

Crónica y fotos: Luis Martín