Empezamos la semana reviviendo el pasado viernes. Un viernes repleto de rock en la sala Moby de Madrid gracias a dos grupazos de la talla de Ekko y Kaxta que no quisimos perdernos.
¡Aquí os dejamos la crónica!
Calor. Eso es lo que buscaba el pasado 17 de enero cuando me fui a la sala Moby de Madrid a disfrutar de un poco de rock y un mucho de talento. Porque allí, entre aquellas familiares paredes, se citarían dos bandas de la escena para hacernos cantar, saltar. O al menos intentarlo. Kaxta y Ekko.
No eran aún las 20:00 cuando entré y la verdad es que el panorama no era nada alentador en cuanto a público. Y menos en una sala que acostumbra a llenar su espacio de gente. Pero no, no fue el caso de aquella noche. De cualquier manera, Kaxta serían los encargados de abrir el show. La banda proveniente de Badajoz llegaba con su cuarto disco recién publicado bajo el brazo. Un disco que, como Isi, su vocalista, nos diría después, ha sido el disco más largo del mundo, grabado durante cinco años, pero por fin estaba allí. Un disco titulado "Boca a Boca" publicado el 13 de enero.
A las 20:15 la banda arrancaría con "Más Animal", "Dame de Mamar ", "Boca a Boca" y "Nada me Para". Sin descanso. Sin permiso para reaccionar en busca de meter a la gente en acción desde el primer momento, aunque a la postre el grupo no tendría un concierto fácil. El rock urbano de Kaxta es clásico, del de toda la vida. Ese rock extremeño de los 90 y principio de los dosmiles con el toque macarra y reivindicativo a partes iguales. Un rock que quizás está en horas bajas y con escasa representación. Y no me refiero que el rock urbano esté en extinción, me refiero a este rock urbano en concreto.
Como digo, la banda no lo tuvo fácil con un público muy, muy en segundo plano a pesar de que Isi lo intentaba una y otra vez. Pedía que nos acercáramos a las primeras filas, que cantáramos, pero no con el éxito deseado. Ni siquiera lo conseguían con las colaboraciones que tuvo el grupo. Txema Benítez de Doxa en "Efímero", Neno de Conmora y Neno y los Suyos en "Bésame" o la de Kuqui Alegre en "Agua pal Sembrao". Y a lo mejor es lo que Isi nos decía en "Malos Pelos" de la situación del rock en este país.
El concierto seguiría su curso con algunos problemas de sonido en la guitarra de Javi. Para llegar a el tridente final compuesto por "Sentencia a Muerte", "Los Pájaros de mi Cabeza" y "Corazón", dónde pareció que por fin el público de animó (un poco) incluso pidiendo otra canción.
Tiempo de cambio de instrumentos y sobre las 22:00 arrancarían los barceloneses Ekko con "Coctel Molotov". Siempre lo he dicho y lo sigo manteniendo. Ekko es una de esas bandas que deberían estar llamadas a salvar esta música que tanto amamos. Por su gran calidad, por su rock and roll urbano diferente y por unos temas pegadizos, pero ya sabéis que el rock es para chicos y chicas de mente privilegiada (véase la ironía).
La banda venía a presentar su cuarto trabajo titulado "Ya No Quedan Voces" y lo hacía por segunda vez en la capital, ya que los habíamos disfrutado hacía un año en compañía de La Desbandada. "Los Elegidos", "Puro Soñador" o "Cada Madrugada" o la grandísima "Resurgir" que no deja de sonar en mi cabeza desde aquella noche.
Interesante sería el momento en el que Robe rompería la cuerda de su guitarra en "Nuestra Realidad" justo cuando iba a hacer el solo, pero que sacarían el tema adelante cambiando la guitarra en mitad de la canción, mientras sus compañeros seguían en bucle.
Temas como "Mil Abrazos" o "Las Leyes de su Jauría", donde Reims se sentaría en las escaleras del escenario para regalarnos la parte más íntima del concierto, no podían faltar. Aunque lo que sí faltó en su setlist fue "Despertar". Una lástima, porque sin duda es mi canción favorita. Pero nos compensaron con "Resurgir", un cañón irrefrenable e ingobernable. O "Atalaya" otra de las destacables de este último trabajo. El concierto terminaría algo antes de las 23:30 con "Gran Volcán", "Legado" y "Luna de Octubre" dejando a este que escribe con ganas de más.
Repasando la crónica veo que el rock predomina en ella, y es que el rock nunca es suficiente. Igual que no fueron suficientes las casi cuatro horas de concierto que pudimos vivir aquella noche. Casi cuatro horas de puro disfrute en compañía de dos bandas llenas de calidad: Kaxta y Ekko. ¿Qué plan hay mejor que un viernes de rock?
Dales una oportunidad, y si no te convencen, dales otra.
Crónica y fotos: David DR